Un hombre puede ser esclavo de sí
mismo, de sus convicciones o de sus pasiones.
Mounier estableció la libertad
como la manifestación plena de nuestra humanidad;
Sin libertad podría decirse que
no somos personas.
Aristóteles dijo que sólo se
podía amar a un igual, y que sólo podrían amarse mutuamente los iguales.
Entonces, sólo podrá amar a un
esclavo quien también lo sea, y viceversa.
Karol Wojtyla manifiesta que sólo
somos semejantes a Dios en comunión con nuestra pareja.
Requerimos entonces, de otra persona para estar completos.
Si todo esto es cierto, quedan
dos caminos.
Amar a una esclava y morir
incurso en la oscuridad, o emanciparse para poder ser amado por una mujer libre.
La libertad es la única manera de
alcanzar la felicidad.
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